Elizabeth y Yiseth: el nuevo aire de la música andina colombiana
Por Ernesto Acero Martínez
eacero@uniquindio.edu.co
Se conocieron en la infancia, en la tarima del Cuyabrito de Oro. Llevan dos años como dueto, están ya cerca de terminar la universidad. Elizabeth estudia Lenguas Modernas en la Uniquindío, acaba de terminar octavo semestre; Yiseth se decantó por Comunicación Social – Periodismo, cursa noveno semestre.
Son alegres, amables, se respetan y admiran mutuamente. Acoplaron sus vidas antes de acoplar sus voces y por eso, las de Yiseth y Elizabeth (primera y segunda voz) conforman uno de los duetos quindianos de música andina colombiana más reconocidos y respetados a nivel nacional. Tienen mucho en común, además del ancestro antioqueño y el amor por la música colombiana, fueron motivadas por Tobías Bastidas y su familia a escuchar e interpretar bambucos, guabinas y pasillos.
Yiseth alterna los ensayos y las presentaciones en concursos de música andina colombiana, además de los estudios para convertirse en comunica dora social con énfasis en periodismo cultural, con los entrenamientos de la selección de balonmano de la Universidad del Quindío, el cuidado de su gato y las tarimas a las que se sube para cantar baladas, boleros y rancheras, que son sus favoritas.
Elizabeth también canta de todo y eso incluye rancheras. Toca la trompeta en la Orquesta de la Universidad del Quindío. Como a su compañera de dueto, el talento que tiene la exonera de pagar la matrícula semestral. Estudia lenguas modernas porque la apasiona la cultura de otros países. Nació en Rionegro, pero la vida y los planes de sus padres le dieron como patria chica la ‘Tierra de Hombres Libres’ para que hiciera en el Quindío lo que la hace feliz: cantar como los ángeles.
Son como hermanas, se entienden con solo mirarse. Quieren darle un nuevo aire a la música andina, se destacan como dueto no tradicional. Yiseth y Elizabeth opacan esas voces destempladas que aseguran que la música andina colombiana es gusto y don de viejitos. Saben que la música que tan tos premios, satisfacciones y ovaciones les ha brindado no es comercial, que para destacarse en esa escena no basta contratar un buen computador con pistas, letras y arreglos prefabricados, y por eso la preparación musical es parte de su rutina diaria.
Junto con Rodrigo Prado Arteaga en la guitarra y Esteban Garzón Leguizamón en el tiple, conforman el dueto Aire Andino. En octubre pasado ganaron el Gran Moncada de Oro, máximo premio que entrega el Concurso Nacional de institución que las considera embajadoras de lujo, estudiantes de nota destacada en comportamiento, compromiso y sentido de pertenencia. Duetos Hermanos Moncada de Armenia. En Manizales, también en octubre, se quedaron con el primer lugar del IV Festival de Música Andina Colombiana “Fabio Alberto Ramírez Salazar”; semanas antes, como dueto vocal, habían ganado el Festival Nacional del Pasillo Colombiano, que se realiza en Agua das, Caldas. Este año, en la edición 49 del Mono Núñez, el festival más importante de música andina colombiana, se quedaron con el premio Briceño y Añez por haber sido elegidas por el jurado como el mejor dueto vocal.
Cuando hablan de la Uniquindío lo hacen con agrado, profesan por esta institución gratitud y respeto, sentimientos recíprocos por parte de una institución que las considera embajadoras de lujo, estudiantes de nota destacada en comportamiento, compromiso y sentido de pertenencia.
Algo más que une a estas dos hermosas y talentosas uniquindianas es el deseo de nunca dejar de cantar y que la música se acople al ejercicio de las profesiones que decidieron abrazar; que sus familias, como lo han hecho hasta ahora, sigan siendo presidentes y miembros de su club de fans; que cada vez que escuchen Muy antioqueño, Soy el café colombiano o Soy Feliz, la piel se les ponga como de gallina y regresen a esa primera infancia en donde la música andina se convirtió para ambas en su primer amor.
Fecha de publicación 06/02/2024
Última modificación 08/02/2024